CARTA ABIERTA DE HUBERT MORENO

Diseño: Equipo Nudo

Querido Rafael:

Una vez más confirmo que no hay peor miseria que la carencia de memoria histórica en un pueblo. Peor aun si la amnesia la padece una generación de artistas e intelectuales de ese pueblo. He leído los comentarios sobre el juego de pelota, también tu relato el cual me parece muy bien escrito pero no muy acertado en los hechos y por supuesto que me parece preocupante pues en términos históricos es historia viva y muy reciente, se supone que el contacto con los protagonistas es directo e interactivo en términos de tiempo presente. Será que todavía a estas alturas seguimos sin tener una idea clara del compromiso que como intelectuales o artistas tenemos con la historia de nuestro país. Eso no te incluye.

Son varias las personas que pueden informarte sobre el evento desde la primera reunión que se realizó en casa de Abdel en El Vedado, y si esas personas tienen buena memoria y espero que sí porque un artista sin memoria es algo patético, podrán corroborarte que la idea del juego de pelota es efectivamente de Hubert Moreno, y te aseguro que ninguno de los presentes en esa reunión tenían en ese tiempo una obra que se relacionara de manera coherente con esa acción plástica.
Es evidente que la manera y la ironía con que se resuelve la situación es absolutamente una prolongación de mi obra en esos tiempos. Puedo mandarte fotos de cada una de ellas para que confirmes que la verdad siempre ha estado en la superficie, sólo es cuestión de querer verla.

Este evento fue realmente muy arriesgado para los organizadores y participantes, más de lo que pueden imaginarse hoy, las negociaciones entre Abdel, Mas Zabala y yo fueron bastante difíciles y la decisión final de Mas Zabala fue poner a jugar en el campo contiguo un equipo de jugadores entrenados para aplastar de manera fulminante el más mínimo movimiento que justificara el uso bruto de la fuerza. Abdel me consultó por última vez y me preguntó si yo estaba seguro de continuar el asunto, mi respuesta para Mas Zabala fue que sí y lo hice de la manera mas agresiva que se podía, con toda la inmadurez propia de la edad. Es por eso que me parece poco veraz de tu parte que le respondas a Ángel que prefieres dejar abierto el asunto de la autoría. Me la jugué en cada obra y en especial con el juego de pelota y si alguien puede ser aval, en cuanto a información se refiere, soy yo por que aun cuando Abdel y yo decidimos no protagonizarlo en pos de darle fuerza generacional al evento, las personas a cargo por la parte gubernamental sí tenían muy claro quiénes eran los responsables, de haberse salido de control el juego, y entonces te aseguro no habrían muchas versiones sobre la autoría y las patadas en el culo estarían guardadas muy bien en las memorias de Hubert Moreno y Abdel Hernández, y nadie estaría ansioso por compartirlas, es por eso que te pido seas más preciso en tu relato y más apegado a los hechos.

Te aseguro que tarde o temprano todo quedará muy claro sólo es cuestión de tener acceso a los archivos que todos conocemos pero que por el momento pocos han tenido el privilegio de ver, constatarán por sus propios ojos incrédulos, quién se la ha jugado quién ha colaborado y quién ha jugueteado. Toda la memoria que no hemos sido capaces de retener otros la han archivado disciplinadamente, e irónicamente solucionarán el problema que vergonzosamente nosotros no podemos resolver.
Recuerdo que el juego se terminó de manera abrupta y el gimoteo entre gritos y jaloneos en el cual trataba de mediar Torres Llorca y un personaje del ICAIC que te aseguro filmó todo el suceso. Cómo es posible que nadie recuerde que ese evento fue filmado y que debe estar enlatado en alguna oficina de ICAIC o quién sabe dónde. No se si esa persona siga viva porque tengo bien claro en mi memoria que sufría de algún problema grave en su garganta y tenía que hablar con un aparato que sonorizaba de manera electrónica las vibraciones de su garganta.

En resumen te digo que el único interés en esta carta es el de poner las cosas en su lugar y si alguien tiene carencia de afecto y protagonismo histórico y desea abrazarse con los laureles de la historia yo, Hubert Moreno, le cedo todos los derechos con gusto, porque se que su memoria estará vacía y no podrá disfrutar de aquellos días como lo hago yo.
Si te interesa saber como fue que se logro llevar a cabo el juego en el Echeverría, la historia es sencilla, antes de avisar públicamente del juego nos entrevistamos con su director y le pedimos el terreno para un inocente juego de pelota juvenil, cosa que para nada comprometía la situación personal del sujeto y por lo cual aceptó de buena gana y sin peros. Por su puesto que ese cuento no se lo tragó nadie más, pero fue el único momento en que la censura no pudo actuar, porque como quiera que se viera era sólo un juego de pelota y si no se salía de esos limites nada podía sustentar la censura y si lo hacían quedaba demostrado que lo importante no era la obra o la imagen u objeto que se manipulara, lo importante era que no había posibilidad de diálogo a esas alturas porque las ideas en sí eran antagónicas por naturaleza, no importa qué hiciéramos. Esa es la lógica central de toda mi obra en ese momento, la obra contestataria es producida por el antagonismo entre el artista y la institución y cualquier objeto, imagen, gesto producido o manipulado por el artista es automáticamente subversivo para la institución, es la censura quien le da la carga semántica subversiva que de manera natural la convierte en ironía.

foto tomada de Hubert Moreno Arte

El juego de pelota fue la estocada final, no importa qué hagamos, si el sujeto es subversivo, todo lo que emane de él lo será. Sólo que en este caso la subversión era pura atmósfera y el echo sólo era un juego de pelota y no se podía demostrar que fuera algo más, este principio es igual para la valla de Miramar en la avenida 31, La cultura inmortal es, o para la obra Con la fuerza del ejemplo, o Justo a tu gusto, también la obra del salón de la ciudad que decía “Viva el salón de la ciudad, viva Fidel”.

La razón por la que no accedí a tu entrevista que amablemente me sugeriste es precisamente por mi resistencia a sacudir tantos recuerdos, que de algún modo estaban dormidos y un poco olvidados por las ocupaciones del presente. Siempre pensé que en el momento indicado todos colaboraríamos en favor de la verdad histórica y ante la presencia de tantos testigos, todos vivos, porque todo esto es tan reciente que apenas podemos verlo como historia, no pensé que mi testimonio fuera indispensable pero creo que me equivoqué.

No te exhorto a que tomes esto como verdad absoluta pero si te pido que escarbes más en la pésima memoria de nuestros amigos.

Saludos,

Hubert Moreno