martes, 15 de septiembre de 2009

EL DESEO FRAGMENTARIO en mi obra reciente -según Gerardo Muñoz

Reproduzco, agradecido y con permiso de Puente Ecfrático, este fragmento del ensayo que originalmente escribió en inglés Gerardo Muñoz para el catálogo de mi exposición Mirroring Nature, que estará hasta el 7 de octubre en el Proyecto Synergy.


La ciudad, como eje utópico y espacio fantasmagórico de lo moderno, se encuentra bajo una crisis que, aun coincidiendo con la crisis económica y moral del Occidente, ha alterado sus contornos homogéneos y monumentales para convertirse en un espacio de lo fragmentario y de las diferencias propias de la cultura global. Parte de esta crisis de la ciudad o del urbanismo responde a la nueva hegemonía de la globalización como proceso que inestabiliza y deconstruye la ciudad. Hoy, más que en ningún otro territorio de la Modernidad, la idea de un ecumenopolitaniamo, como diseñó alguna vez el griego Constantinos Dixioadis, ha ocupado un lugar por el cual las diferencias globales han terminado aniquilando las particularidades de una identidad micro-urbana.
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El arte de López-Ramos, más allá de su representación fragmentaria, también se inscribe como una sinécdoque en la fascinación que el arte moderno ha sentido en torno a la máquina. La Modernidad es la historia de varios accidentes de máquinas, cuyo medio es el espacio: desde el accidente en coche que ilumina a Martín Lutero hacia el Protestantismo, al abrupto resbalón en la carretera que Marinetti tuvo que hacer para evitar arroyar unos venados; el transporte moderno es a su vez una transformación del tiempo histórico y del saber. No obstante, la tradición en la cual Rafael López-Ramos se ha insertado no es aquella que promueve el Futurismo bajo los ideales de la velocidad y del ostento bélico, sino la de una contra-tradición mucho más crítica de las máquinas mismas, ya que en su contexto social, las maquinas son el suplemento hegemónico de los controles del consumo. La crítica de Rafael López-Ramos es de cierta forma análoga a las poéticas latinoamericanas sobre la máquina, en las cuales se deslizaban una atroz crítica a la ausencia de modernidad y al surgimiento de la nueva ciudad devorada por los complejos tecnológicos. Al acercarnos a esta nueva serie, no tenemos la más minima duda de que, al ver cada uno de los cuadros, estamos frente a una estética crítica del defasaje del tiempo, de los excesos del hiper-consumo, y de las inigualdades sociales que esconden las apariencias de la voluptuosa industria automotriz.
[...]
La producción del deseo en esta serie de Rafael López-Ramos ha quedado al desnudo a través del espejismo de las máquinas que nos devuelven no solo la lúgubre imagen de la naturaleza asaltada por los fetiches, sino la estructura interna de la producción de objetos sujetada por la producción de un sujeto que existe, o cuya ontología existe, para dominar el campo del deseo. Las máquinas de López-Ramos son el epítome de este irreversible proceso posmoderno.
[....]
Como hemos dicho antes, estas nuevas obras que ahora se exponen bajo el rótulo de "Mirroring Nature" configuran diferentes niveles polisémicos de una crítica dirigida tanto a la industria cultural como al capitalismo global, a los valores norteamericanos del consumo como a su ensueño ideológico, a las apariencias de la felicidad en un contexto post-industrializado, y en específico a la idea de la manufacturación del deseo a través de la imagen. Aunque de un estilo de expresión muy personal, la forma de estos cuadros da al espectador una impresión de que el artista ha acertado en un punto intermedio entre la parálisis pictórica de David Hockney y los óleos hiperrealistas de Richard Estes. Como el de estos dos, el espacio de Rafael López-Ramos es siempre geográfico (algo que, por cierto, vemos en sus tempranos trabajos hechos en Cuba en los años ochenta): una vuelta a la ciudad y a los fragmentos que la retienen.
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Gerardo Muñoz
Gainesville, FL.
Fragmento del ensayo "El deseo fragmentario en la última serie de Rafael López-Ramos"

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por esa expo Rafael y a Gerardo, muy buen texto.
FR

Anónimo dijo...

Todos los días tengo que conducir por casi hora y media, atravezando la ciudad de arriba a abajo y cuando regreso estoy tan cansado que pierdo la nocion del trayecto. Se ha hecho una rutina de asfalto y cromos pulidos pasando por mi lado a millón; pero voy fumando con la ventanilla abierta. Aborrezco el auto y la perdedera de tiempo, la gente histérica y la plata que se me va en mantenimiento y seguro; pero nunca olvidaré cuando llegué a esta ciudad y mi cuñado me llevó de un lugar a otro hasta que logré comprarme mi primer cacharro. Me dijo, mijo al fin ya salí de tí, que me has tenido de chofer particular, pa' tus cosas.
No olvido eso cada vez que voy fumando un puro por el expressway.

Natasha dijo...

Ay anónimo, no tienes idea de cómo te comprendo. Yo creo que nunca olvidaré tampoco.

Anónimo dijo...

Felicidades al artista y excelente texto de Gerardo.
Un saludo desde Mexico,

Pedro

Anónimo dijo...

El hiperrealismo de Richard Estes esta más enfocado en la ciudad, su estructura y reflejos en superficies refractarias que producen ese sentido de engullimiento y monumentalidad. Una exaltacion a la construcción civil y el desarrollo citadino.
La obra de Lopez Ramos se enfoca primero en el automovil y la ciudad se desvanece. Creo que esa es la esencia del consumismo a la que Gerardo se refiere. El objeto y su lustre, opacan el sentido de espacio y realidad. Son reflejos que hipnotizan y obligan a la posecion.

LopezRamos dijo...

Gracias a todos por sus amables comentarios, por compartir sus experiencias e interesantes reflexiones. A Natasha por moderar el blog estos días en que me he tenido que enfocar en trabajo urgente.
Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

"Son reflejos que hipnotizan y obligan a la posecion" Como dice el socio 1:23 pm. Y no solo eso, la TV que te dispara en los comerciales lo que "tienes" que comprar En Miami un dealer detras de otro y en todos los canales locales. Hasta mi hijo se para en el medio de la sala y repite con voz chillona, lo que dice otro niñito que vende carros.

Rafael Rojas dijo...

Muchas felicidades al tocayo. Ya iremos comunicándonos e intercambiando ideas e imágenes. Saludos, Rafael Rojas

LopezRamos dijo...

Gracias tocayo, bienvenido a la blogosfera. Intercambio, así sea!
Un abrazo

Visitante dijo...

Las obras daban ganas de vender el auto del año de uno para comprarse una. Broma pero igual eran piezas buenas de mirar y pensar. Felicidades, Rafa.
Los textos, serios y justos.

LopezRamos dijo...

Jaja visitante, broma exagerada. El resultado de la venta de carro del año te daba para comprarte media exposición. Dale animate!
Gracias por tus palabras serias y totalmente de acuerdo con tu valoración de los textos, a lo que añadiría: de lujo.

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