“Mata que Dios perdona”, título extraído de una canción homónima del Trío Matamoros, sirve de hilo conductor de la propuesta expositiva de Juan José Olavarría (Valencia, 1969), quien aborda el problema de la violencia ejercida por grupos irregulares en poblaciones fronterizas del territorio venezolano. La muestra incluye audio, instalación, video, objetos, fotografías y dibujos en los que se proyecta la imaginería del horror, a partir de la noción de “contramuerte”, cuyo objetivo es generar el miedo y quitarle la dignidad a la persona, incluso después de ser ultimada.
Olavarría parte de referencias goyescas –particularmente la serie “Los desastres de la guerra” (1810-1815) -, las cuales combina con recursos propios del arte religioso, buscando cierto efecto aurático en las imágenes por medio de la estructuración jerárquica de los elementos en el espacio, el énfasis en las composiciones simétricas, el reforzamiento gráfico de las formas y empleo de recursos narrativos. Desde allí opera una suerte de sublimación crítica de la violencia que trae a primer plano la transmutación de lo grotesco en sagrado.
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Olavarría parte de referencias goyescas –particularmente la serie “Los desastres de la guerra” (1810-1815) -, las cuales combina con recursos propios del arte religioso, buscando cierto efecto aurático en las imágenes por medio de la estructuración jerárquica de los elementos en el espacio, el énfasis en las composiciones simétricas, el reforzamiento gráfico de las formas y empleo de recursos narrativos. Desde allí opera una suerte de sublimación crítica de la violencia que trae a primer plano la transmutación de lo grotesco en sagrado.
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