
Como todo lo que hace referencia a la vida del campo, la imagen flotante de “el Bohío” pertenece, en principio, a un pasado remoto. Aun así, las cuatro paredes elementales levantadas sobre tierra roja constituyen el origen de algunos, por no decir de muchos. Hay cubanos que viven en un bohío. Y hay cubanos dentro y fuera de Cuba que vivíeron en un bohío. Recuerdo endulzado por el idilio, el bohío aparece rodeado por una ambigüedad: nadie acepta y nadie reniega de esa casa de campo de donde proviene. Al tiempo que se dramatiza su inclusión bajo el ancho voladizo, en las fotos de las primeras décadas del siglo veinte se ve al guajiro posando a la puerta de su bohío. Se trata de documentos antropológicos en los que se produce por partida doble la desaparición de la figura del guajiro: en el espacio arquitectónico y en el tiempo fotográfico. The womb ( la cubierta de hojas de palma como una superexcrecencia de la madre de la tierra) and the tomb ( el bohío como la célula mínima habitable y como una urna). Esa desaparición en el llano es un elemento más de una serie de desapariciones cubanas: en la sierra durante la Revolución, en el mar en la actualidad, quien sabe dónde en el futuro.
Por su parte, las embarcaciones fabricadas con materiales de desecho pueden verse como esculturas neumáticas, como freedom-making machines productoras de un estilo absoluto de experiencia que tiene como única salida la vida o la muerte, las costas de Florida o el naufragio. En consonancia con ello, la choza blanqueada y parda, el emblema de la exaltación campesina, se dirige de noche hacia lo monocromo. De la manera aproximativa con que permiten hacerlo las contingencias del mundo real (en esta caso las luces de South Miami), el entorno de “el Bohío” tiende a alcanzar el azul oscuro. Es la ascesis necesaria para que la obra pueda convertirse en un rito nocturno. La desaparición, incompleta y llena de incertidumbre, en el color oscuro por excelencia, y finalmente la transfiguración en una luz, constituye una trayectoria de acuerdo con las potencialidades implícitas en el objeto primigenio.

Sebastiá Camps
Escritor, comisario de arte y crítico de arte
Escritor, comisario de arte y crítico de arte
2 comentarios:
Linda obra mas apropiada para una bienal que para la feria baselina
Esta bueno pero lo mejor de todo fue la ex-pocision de pinturitas de Toy-rack
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