Meditar
Por Beatriz Gago
Correo-e: marianamg@infomed.sld.cu
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De
los tempranos 80 emergen, en forma espontánea e incontenible, una serie
de agrupaciones que convergían en nuevas maneras de experimentar las
prácticas artísticas en el terreno de las artes visuales.
No
era la primera vez que los artistas decidían asociarse en la historia
de la cultura cubana, especie de ciclo sin fin en el cual cada acierto
es en principio juzgado y condenado como herejía. Las propuestas
intelectuales o artísticas más novedosas, las que arriesgaron o se
comprometieron más con su época, tuvieron con frecuencia que
atrincherarse tras estrategias grupales y cargar con el “san benito” de
supuestas disidencias, antes de que la posteridad las consagrara como
hechos de mención indispensable.
Es bien conocida la
historia de la abstracción en nuestro país: usualmente adherida a las
causas culturales y sociales más progresistas que tuvieron su punto
culminante a mediados del Siglo XX, aquellos que la militaban triunfaron
desde la reunión de esfuerzos, tanto sobre el despecho de una escuela
figurativa bien establecida, como sobre la suspicacia del poder
político, que encontró siempre en ellos una especie de incómodo
fantasma, contestario y problémico, que evocaba rebelión.
Igualmente
sobrevivió como “isla” el movimiento estético dirigido por Samuel
Feijóo en la región central de Cuba, uno de los acontecimientos más
auténticos de toda nuestra historia cultural, asechado siempre por un
dictamen de insanidad manejado desde los márgenes, un recurso del que
tanto se ha abusado en Cuba durante este medio siglo.
Muchas
de las confluencias grupales que accionaron en la década de los años 80
con carácter permanente y con una identidad bien establecida se
diferenciaban de aquellas otras, en cambio, por ser equipos de creación
colectiva: las acciones de 4x4 (1982); Hexágono (1983); Puré (1986),
Arte Calle (1986), grupo Provisional (1986) y otros, generaron capítulos
esenciales para el arte contemporáneo de la isla.
Nunca
volverían a ser tantas estas alianzas, nunca volverían a abarcar un
universo de propuestas tan diverso pero sobre todo, nunca volverían a
ser después a tal punto autónomas.
Eran la respuesta
a un lustro de instrucción especializada que privilegiaba a las
mayorías y también, el grito de una creación que se desembarazaba de la
mordaza de un largo período gris.
Otras (re)uniones,
que no poseyeron siquiera un nombre o un manifiesto, constituyeron,
igualmente útiles y necesarias coartadas para hacer valer hallazgos y
rupturas formales y evadir el aislamiento que debieron soportar, desde
la condición de su individualidad creadora, artistas tan cardinales como
Antonia Eiriz, Servando Cabrera, Umberto Peña o Santiago Armada.
El mejor ejemplo de ello estuvo centrado en la propuesta de exposición realizada en el ya lejano 1978 en la Galería L: Seis nuevos pintores,
la cual fue censurada. Los participantes en esta muestra eran José
Bedia, José Manuel Fors, Gustavo Pérez Monzón, Rubén Torres Llorca,
Ricardo Rodríguez Brey y Juan Francisco Elso. Seis Nuevos Pintores
podría haber sido solo otra exposición, por demás inofensiva, vista con
carácter retrospectivo, pero lo que singularizó esta acción abortada es
que ella se hizo latente, sin dudas, el embrión de Pintura fresca
(1979) y dos años más tarde de Volumen I (1981). La confluencia de
estos jóvenes artistas se mantuvo viva durante casi diez presentaciones
nacionales e internacionales y se convirtió en el núcleo de una
renovación radical de las prácticas artísticas en la isla: el Nuevo Arte
Cubano.
Hoy, mientras empieza a profundizarse
progresivamente en el conocimiento de las propuestas que nos legaron
grupos como Provisional, Puré o Arte Calle, otras acciones de gran
interés que reunieron artistas de manera excepcional durante la década
permanecen, en cambio, casi inexploradas, pues realizadas desde la
impronta de una gestualidad comprometida y apasionada, se conservó
escasa memoria acerca de ellas.
Sobre la más conocida de todas, la acción Todos estrellas. La plástica cubana se dedica al béisbol.
(¡Por la recreación, la cultura física y el deporte!), se ha trabajado
intensamente en los últimos años, reuniendo imágenes, documentación y
recuerdos de fuentes diversas, ya que el “Juego de Pelota” resulta en
una especie de epílogo del período, el manifiesto definitivo con que los
artistas y especialistas vinculados a la plástica, afrontados a una
imposibilidad de entendimiento con la institución arte, solicitarían de
esta una revalorización de su verdadero papel como creadores en nuestra
sociedad.
Pero algunos de los participantes que
estuvieron aquel día en el terreno del Echeverría habían protagonizado
también, apenas un año antes, una acción que podría constituir una de
las más importantes e intelectualmente consecuentes de toda esta etapa.
El
catorce de junio de 1988 los artistas Nilo Castillo, Luis Gómez, Abdel
Hernández, Lázaro Saavedra, Alejandro López, Rafael López-Ramos, Hubert
Moreno, Arnold Rodríguez (Peteco), Teresa Ortiz, Ciro Quintana y José
Luis Alonso Mateo realizaron en la Plaza de la Revolución la acción
plástica Meditar, ante una multitudinaria concentración de
público, que había asistido a un espectáculo ofrecido en honor al
cumpleaños 60 de Ernesto Guevara que incluyó danza, poesía, cine y un
bailable con algunas de las orquestas más populares del momento. Los
artistas pintaron, directamente con sus manos, un enorme texto compuesto
por la palabra MEDITAR, sobre un panel de madera de unos tres metros de
alto por quince o veinte de ancho, orientado de frente a los asistentes
y visible a gran distancia.
Imágenes de la acción artística colectiva Meditar realizada en la Plaza de la Revolución en 1988,
reproducidas en Cuba Internacional en noviembre de ese año.
reproducidas en Cuba Internacional en noviembre de ese año.
Desde
el punto de vista formal la pieza aporta elementos que se tornan
referenciales, especialmente si son analizados tomando en cuenta el
momento en que fueron concebidos: el uso de la valla promocional de gran
formato como soporte físico de la obra, la resignificación de la
consigna popular y la implicación creativa y ética que conllevó el hecho
de conformar las letras manualmente, son factores en que la obra
siembra un precedente.
Meditar logra además
insertarse armónicamente en un contexto complejo, conformado por
múltiples estratos simbólicos que coexisten y penden unos de otros, pero
que nunca se tocan: el ícono marmóreo, inamovible; el poder que observa
y propicia la fiesta popular desde una distancia irreductible, segura;
la cultura convocada como coadyuvante de un fin político y por último,
invisibles a la vista, formando la base de esta construcción monumental,
las masas, imprescindibles del todo, sentido mismo de tal puesta en
escena.
Al intervenir precisamente la escala cultural, Meditar contrapone con enorme efectividad el arte como conquista del pensamiento, a aquel concebido como jolgorio y letargo.
Hoy
día que tanto abundan los juicios desalentadores sobre el cumplimiento
de nuestra responsabilidad como pueblo; que hemos defraudado a algún que
otro eminente analista al hacer balance de nuestros defectos y virtudes
colectivos, MEDITAR aún resulta la palabra perfecta para aquellos que
bailamos en la oscuridad.
La Habana, 14 de junio de 2014
(Publicado en El Correo del Archivo No. 21, editado por el Archivo Veigas)
9 comentarios:
"Meditar" fue una cosa que nació de arriba hacia abajo y no al revés. Recuerdo que Abdel Hernández, que era el enlace entre arriba y abajo, me llevó a casa de Frank Fernández para hablar del proyecto. Allí estaba también Vicente Feliú. Ellos hablaron y yo escuché. Una señora _que ahora entiendo, era una sirvienta_ apareció con el primer teléfono inalámbrico que recuerdo haber visto nunca, y le pasó a Frank una "llamada importante".
Al salir le dije a Abdel que yo desconfiaba de todo lo que viniera de esa gente, pero que si realmente podíamos hacer una obra en la Plaza de la Revolución, sin censura, valía la pena.
Poco después fue la primera reunión del proyecto _que aún no tenía nombre_, en casa de Abdel. Desde el principio, la idea que se manejó fue la de mandar un mensaje al poder y la primera propuesta que se hizo _creo que surgió de Nilo Castillo_ fue el texto "Reviva la Revolu", título de una obra mía que se había expuesto recientemente en las muestras colectivas "No es Solo lo que Ves", en la facultad de filología y en "Suave y Fresco", en Bellas Artes. La mayoría estaba de acuerdo en que era la frase que expresaba mejor el mensaje que queríamos transmitir, pero una minoría opinaba que ese texto era "demasiado fuerte".
El miedo de la minoría se impuso y yo abandoné la reunión y el proyecto; no porque el texto fuera mío, sino porque no hay nada más triste que la autocensura. Más tarde me enteré que los artistas que consideraron que la oportunidad era más importante que el mensaje, habían elegido, finalmente, la palabra "meditar". Meditar...
Aldito tu propuesta sonaba indudablemente más contundente pero era muy poco probable que fueran a aceptarla en ese contexto tan visible y central del poder. Yo no participé en ninguna de esas reuniones donde se decidió la propuesta, pero me parece que la de Luis Gómez que finalmente decidieron presentar fue la mejor, si tenemos en cuenta aquella idea de Otto von Bismarck de "la política como el arte de lo posible", que podemos parafrasear considerando tu propuesta artística como políticamente imposible, al menos en ese sacro contexto del poder donde se realizó el performance. Y no creo que se trate de autocensura sino de buscar el discurso adecuado para poder meter tu gol en la portería del cancerbero. Es algo tan simple como saber que no te puedes sacar la pinga en un lugar donde te la pueden a cortar.
Tal vez sea, más que de penes, una cuestión de testículos. En cualquier caso e independientemente de mi opinión, es importante destacar para la historia que existe una diferencia radical entre el performance colectivo El juego de pelota, que fue un acto organizado por los propios artistas, de forma totalmente independiente del estado, como denuncia y burla de la censura oficial, y la acción plástica Meditar, que fue un encargo del comité central para acompañar un concierto en un acto político.
No es lo mismo hacer alarde de testículos bajo una familiar sombrilla protectora que desde la total desprotección del sin padrino. También lo es desde la distancia del exilio. Todo lo que pasó, hicimos y nos hicieron se sabrá quizás algun día cuando con suerte se abran los archivos. Lo que acabas de espresar no es nada "independientemente de tu opinión" sino precisamente tu opinión, cosa que los cubanos tenemos el vicio de hacer pasar como hechos.
No hace falta abrir ningún archivo secreto para saber que El Juego de Pelota fue un performance colectivo que se ideó y se llevó a cabo sin contar con ninguna institución cultural, justamente para poder burlar y criticar a la censura; mientras que Meditar sucedió en un espacio oficial, con el beneplácito de la censura oficial, dentro de un acto político y cultural oficial. Eso no es mi opinión, es historia y por eso es tan importante señalar la diferencia, pues es así, a través de pequeñas tergirversaciones por aquí y por allá, como la maquinaria cultural del régimen castrista va editando nuestra memoria histórica a su conveniencia.
Ah bueno, entonces es otro hecho histórico que tú hubieras participado gustoso de ese "encargo del comité central para acompañar un concierto en un acto político" si hubieran aprobado tu propuesta de Reviva la Revolu en lugar de Meditar. Participaste en todas las reuniones y sólo te retiraste cuando fue rechazada tu idea.
La propuesta de usar el Reviva la Revolu( el texto era mío, pero lo propuso Nilo Castillo ) no fue mía, yo no propuse nada y solo asistí a la primera reunión. Era una buena oportunidad de entablar un dialogo público con el poder y destapar la censura, ya fuese presentando un proyecto que no fuese aprobado por la censura o presentando un proyecto light y luego, una vez encaramados en medio del acto, hacer otra cosa.
Si abandoné el proyecto no fue porque no se aprobara la propuesta de Nilo, sino por mi salud espiritual: No me interesaba trabajar en una experiencia colectiva marcada desde el principio por la autocensura y el miedo, elementos que _y esto sí es mi opinión_ aumentan el riesgo de contraer oportunismo y mediocridad.
Pues sea respetada tu opinión, aunque no sea compartida. Después de todo es lo que más necesitamos aprender los cubanos, tan obsesionados por tener la razón.
Aldo: Yo creo que el abajo y el arriba son conceptos más que abstractos y en gran medida circunstanciales. ¡cuántos de los que observaban desde lo alto del monumento aquel día son ahora vecinos de la otra orilla, y cuantos está “tronados”, sentados en nuestra región de invisibilidad!.
Igual, de los que bailaban aquella noche en las sombras, muchos ahora nos observan desde el privilegio de diferentes alturas en ese mismo monumento.
La dialéctica, amigo es entre otras muchas cosas por eso que Meditar fue una acción increíblemente certera.
Una expresión tan comedida como vertical. La que se necesitaba para el momento. Su lógica para penetrar la estrecha censura ideológica fue digna de un Odiseo
He admirado por mucho tiempo tu Reviva la revolu…es una de nuestras piezas inolvidables y lamento no haber insistido sobre ella en algún momento.
Existió en la hora precisa, la leyó el público que podía apreciarla y marcó al arte cubano
Sin embargo, esta construcción atrevida y trabajada casi desde la poesía visual, era mucho más ilegible como texto literario, para los ojos de las mayorías de aquella noche de la Plaza.
Tampoco Meditar fue entendida, seguramente, en el momento, por aquellas mentes saturadas de consignas: ¡una más! El hecho de que hayan quedado inmortalizadas en Cuba Internacional así lo demuestra.
Por fortuna la historia tiene también una lectura mediata.
Me gustan, siempre me han gustado las personas que intentan el diálogo desde posiciones de inteligencia, desde deseos de progreso
El poder y sus actos, por muy irreal que te parezca, están conformados a imagen y semejanza de nosotros como pueblo.
Y por otra parte, la ganancia de nuestras diferencias ha sido siempre para terceros, alimento de políticos de toda especie, aunque al parecer no lo notamos aún
Saludos para ti y para Rafael.
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