domingo, 6 de julio de 2014

"MEDITAR" un texto de Beatriz Gago

La curadora y crítico de arte Beatriz Gago nos hace llegar vía email este análisis que ha dedicado al performance colectivo Meditar y al contexto artístico de los años 80 en que fue realizado.

Meditar


Por Beatriz Gago
Correo-e: marianamg@infomed.sld.cu

De los tempranos 80 emergen, en forma espontánea e incontenible, una serie de agrupaciones que convergían en nuevas maneras de experimentar las prácticas artísticas en el terreno de las artes visuales.
No era la primera vez que los artistas decidían asociarse en la historia de la cultura cubana, especie de ciclo sin fin en el cual cada acierto es en principio juzgado y condenado como herejía. Las propuestas intelectuales o artísticas más novedosas, las que arriesgaron o se comprometieron más con su época, tuvieron con frecuencia que atrincherarse tras estrategias grupales y cargar con el “san benito” de supuestas disidencias, antes de que la posteridad las consagrara como hechos de mención indispensable.

Es bien conocida la historia de la abstracción en nuestro país: usualmente adherida a las causas culturales y sociales más progresistas que tuvieron su punto culminante a mediados del Siglo XX, aquellos que la militaban triunfaron desde la reunión de esfuerzos, tanto sobre el despecho de una escuela figurativa bien establecida, como sobre la suspicacia del poder político, que encontró siempre en ellos una especie de incómodo fantasma, contestario y problémico, que evocaba rebelión.
Igualmente sobrevivió como “isla” el movimiento estético dirigido por Samuel Feijóo en la región central de Cuba, uno de los acontecimientos más auténticos de toda nuestra historia cultural, asechado siempre por un dictamen de insanidad manejado desde los márgenes, un recurso del que tanto se ha abusado en Cuba durante este medio siglo.

Muchas de las confluencias grupales que accionaron en la década de los años 80 con carácter permanente y con una identidad bien establecida se diferenciaban de aquellas otras, en cambio, por ser equipos de creación colectiva: las acciones de 4x4 (1982); Hexágono (1983); Puré (1986), Arte Calle (1986), grupo Provisional (1986) y otros, generaron capítulos esenciales para el arte contemporáneo de la isla.
Nunca volverían a ser tantas estas alianzas, nunca volverían a abarcar un universo de propuestas tan diverso pero sobre todo, nunca volverían a ser después a tal punto autónomas.

Eran la respuesta a un lustro de instrucción especializada que privilegiaba a las mayorías y también, el grito de una creación que se desembarazaba de la mordaza de un largo período gris.
Otras (re)uniones, que no poseyeron siquiera un nombre o un manifiesto, constituyeron, igualmente útiles y necesarias coartadas para hacer valer hallazgos y rupturas formales y evadir el aislamiento que debieron soportar, desde la condición de su individualidad creadora, artistas tan cardinales como Antonia Eiriz, Servando Cabrera, Umberto Peña o Santiago Armada.

El mejor ejemplo de ello estuvo centrado en la propuesta de exposición realizada en el ya lejano 1978 en la Galería L: Seis nuevos pintores, la cual fue censurada. Los participantes en esta muestra eran José Bedia, José Manuel Fors, Gustavo Pérez Monzón, Rubén Torres Llorca, Ricardo Rodríguez Brey y Juan Francisco Elso. Seis Nuevos Pintores podría haber sido solo otra exposición, por demás inofensiva, vista con carácter retrospectivo, pero lo que singularizó esta acción abortada es que ella se hizo latente, sin dudas, el embrión de Pintura fresca (1979) y dos años más tarde de Volumen I (1981). La confluencia de estos jóvenes artistas se mantuvo viva durante casi diez presentaciones nacionales e internacionales y se convirtió en el núcleo de una renovación radical de las prácticas artísticas en la isla: el Nuevo Arte Cubano.

Hoy, mientras empieza a profundizarse progresivamente en el conocimiento de las propuestas que nos legaron grupos como Provisional, Puré o Arte Calle, otras acciones de gran interés que reunieron artistas de manera excepcional durante la década permanecen, en cambio, casi inexploradas, pues realizadas desde la impronta de una gestualidad comprometida y apasionada, se conservó escasa memoria acerca de ellas.
Sobre la más conocida de todas, la acción Todos estrellas. La plástica cubana se dedica al béisbol. (¡Por la recreación, la cultura física y el deporte!), se ha trabajado intensamente en los últimos años, reuniendo imágenes, documentación y recuerdos de fuentes diversas, ya que el “Juego de Pelota” resulta en una especie de epílogo del período, el manifiesto definitivo con que los artistas y especialistas vinculados a la plástica, afrontados a una imposibilidad de entendimiento con la institución arte, solicitarían de esta una revalorización de su verdadero papel como creadores en nuestra sociedad.

Pero algunos de los participantes que estuvieron aquel día en el terreno del Echeverría habían protagonizado también, apenas un año antes, una acción que podría constituir una de las más importantes e intelectualmente consecuentes de toda esta etapa.

El catorce de junio de 1988 los artistas Nilo Castillo, Luis Gómez, Abdel Hernández, Lázaro Saavedra, Alejandro López, Rafael López-Ramos, Hubert Moreno, Arnold Rodríguez (Peteco), Teresa Ortiz, Ciro Quintana y José Luis Alonso Mateo realizaron en la Plaza de la Revolución la acción plástica Meditar, ante una multitudinaria concentración de público, que había asistido a un espectáculo ofrecido en honor al cumpleaños 60 de Ernesto Guevara que incluyó danza, poesía, cine y un bailable con algunas de las orquestas más populares del momento. Los artistas pintaron, directamente con sus manos, un enorme texto compuesto por la palabra MEDITAR, sobre un panel de madera de unos tres metros de alto por quince o veinte de ancho, orientado de frente a los asistentes y visible a gran distancia.

Imágenes de la acción artística colectiva Meditar realizada en la Plaza de la Revolución en 1988,
reproducidas en Cuba Internacional en noviembre de ese año.

Desde el punto de vista formal la pieza aporta elementos que se tornan referenciales, especialmente si son analizados tomando en cuenta el momento en que fueron concebidos: el uso de la valla promocional de gran formato como soporte físico de la obra, la resignificación de la consigna popular y la implicación creativa y ética que conllevó el hecho de conformar las letras manualmente, son factores en que la obra siembra un precedente.

Meditar logra además insertarse armónicamente en un contexto complejo, conformado por múltiples estratos simbólicos que coexisten y penden unos de otros, pero que nunca se tocan: el ícono marmóreo, inamovible; el poder que observa y propicia la fiesta popular desde una distancia irreductible, segura; la cultura convocada como coadyuvante de un fin político y por último, invisibles a la vista, formando la base de esta construcción monumental, las masas, imprescindibles del todo, sentido mismo de tal puesta  en escena.

Al intervenir precisamente la escala cultural, Meditar contrapone con enorme efectividad el arte como conquista del pensamiento, a aquel concebido como jolgorio y letargo.

Hoy día que tanto abundan los juicios desalentadores sobre el cumplimiento de nuestra responsabilidad como pueblo; que hemos defraudado a algún que otro eminente analista al hacer balance de nuestros defectos y virtudes colectivos, MEDITAR aún resulta la palabra perfecta para aquellos que bailamos en la oscuridad.

La Habana, 14 de junio de 2014

(Publicado en El Correo del Archivo No. 21, editado por el Archivo Veigas)
 

9 comentarios:

maldito menèndez dijo...

"Meditar" fue una cosa que nació de arriba hacia abajo y no al revés. Recuerdo que Abdel Hernández, que era el enlace entre arriba y abajo, me llevó a casa de Frank Fernández para hablar del proyecto. Allí estaba también Vicente Feliú. Ellos hablaron y yo escuché. Una señora _que ahora entiendo, era una sirvienta_ apareció con el primer teléfono inalámbrico que recuerdo haber visto nunca, y le pasó a Frank una "llamada importante".

Al salir le dije a Abdel que yo desconfiaba de todo lo que viniera de esa gente, pero que si realmente podíamos hacer una obra en la Plaza de la Revolución, sin censura, valía la pena.

Poco después fue la primera reunión del proyecto _que aún no tenía nombre_, en casa de Abdel. Desde el principio, la idea que se manejó fue la de mandar un mensaje al poder y la primera propuesta que se hizo _creo que surgió de Nilo Castillo_ fue el texto "Reviva la Revolu", título de una obra mía que se había expuesto recientemente en las muestras colectivas "No es Solo lo que Ves", en la facultad de filología y en "Suave y Fresco", en Bellas Artes. La mayoría estaba de acuerdo en que era la frase que expresaba mejor el mensaje que queríamos transmitir, pero una minoría opinaba que ese texto era "demasiado fuerte".

El miedo de la minoría se impuso y yo abandoné la reunión y el proyecto; no porque el texto fuera mío, sino porque no hay nada más triste que la autocensura. Más tarde me enteré que los artistas que consideraron que la oportunidad era más importante que el mensaje, habían elegido, finalmente, la palabra "meditar". Meditar...

LopezRamos dijo...

Aldito tu propuesta sonaba indudablemente más contundente pero era muy poco probable que fueran a aceptarla en ese contexto tan visible y central del poder. Yo no participé en ninguna de esas reuniones donde se decidió la propuesta, pero me parece que la de Luis Gómez que finalmente decidieron presentar fue la mejor, si tenemos en cuenta aquella idea de Otto von Bismarck de "la política como el arte de lo posible", que podemos parafrasear considerando tu propuesta artística como políticamente imposible, al menos en ese sacro contexto del poder donde se realizó el performance. Y no creo que se trate de autocensura sino de buscar el discurso adecuado para poder meter tu gol en la portería del cancerbero. Es algo tan simple como saber que no te puedes sacar la pinga en un lugar donde te la pueden a cortar.

maldito menèndez dijo...

Tal vez sea, más que de penes, una cuestión de testículos. En cualquier caso e independientemente de mi opinión, es importante destacar para la historia que existe una diferencia radical entre el performance colectivo El juego de pelota, que fue un acto organizado por los propios artistas, de forma totalmente independiente del estado, como denuncia y burla de la censura oficial, y la acción plástica Meditar, que fue un encargo del comité central para acompañar un concierto en un acto político.

LopezRamos dijo...

No es lo mismo hacer alarde de testículos bajo una familiar sombrilla protectora que desde la total desprotección del sin padrino. También lo es desde la distancia del exilio. Todo lo que pasó, hicimos y nos hicieron se sabrá quizás algun día cuando con suerte se abran los archivos. Lo que acabas de espresar no es nada "independientemente de tu opinión" sino precisamente tu opinión, cosa que los cubanos tenemos el vicio de hacer pasar como hechos.

maldito menèndez dijo...

No hace falta abrir ningún archivo secreto para saber que El Juego de Pelota fue un performance colectivo que se ideó y se llevó a cabo sin contar con ninguna institución cultural, justamente para poder burlar y criticar a la censura; mientras que Meditar sucedió en un espacio oficial, con el beneplácito de la censura oficial, dentro de un acto político y cultural oficial. Eso no es mi opinión, es historia y por eso es tan importante señalar la diferencia, pues es así, a través de pequeñas tergirversaciones por aquí y por allá, como la maquinaria cultural del régimen castrista va editando nuestra memoria histórica a su conveniencia.

LopezRamos dijo...

Ah bueno, entonces es otro hecho histórico que tú hubieras participado gustoso de ese "encargo del comité central para acompañar un concierto en un acto político" si hubieran aprobado tu propuesta de Reviva la Revolu en lugar de Meditar. Participaste en todas las reuniones y sólo te retiraste cuando fue rechazada tu idea.

maldito menèndez dijo...

La propuesta de usar el Reviva la Revolu( el texto era mío, pero lo propuso Nilo Castillo ) no fue mía, yo no propuse nada y solo asistí a la primera reunión. Era una buena oportunidad de entablar un dialogo público con el poder y destapar la censura, ya fuese presentando un proyecto que no fuese aprobado por la censura o presentando un proyecto light y luego, una vez encaramados en medio del acto, hacer otra cosa.
Si abandoné el proyecto no fue porque no se aprobara la propuesta de Nilo, sino por mi salud espiritual: No me interesaba trabajar en una experiencia colectiva marcada desde el principio por la autocensura y el miedo, elementos que _y esto sí es mi opinión_ aumentan el riesgo de contraer oportunismo y mediocridad.

LopezRamos dijo...

Pues sea respetada tu opinión, aunque no sea compartida. Después de todo es lo que más necesitamos aprender los cubanos, tan obsesionados por tener la razón.

Unknown dijo...

Aldo: Yo creo que el abajo y el arriba son conceptos más que abstractos y en gran medida circunstanciales. ¡cuántos de los que observaban desde lo alto del monumento aquel día son ahora vecinos de la otra orilla, y cuantos está “tronados”, sentados en nuestra región de invisibilidad!.
Igual, de los que bailaban aquella noche en las sombras, muchos ahora nos observan desde el privilegio de diferentes alturas en ese mismo monumento.
La dialéctica, amigo es entre otras muchas cosas por eso que Meditar fue una acción increíblemente certera.
Una expresión tan comedida como vertical​. La que se necesitaba para el momento. Su lógica para penetrar la estrecha censura ideológica fue digna de un Odiseo
He admirado por mucho tiempo tu Reviva la revolu…es una de nuestras piezas inolvidables y lamento no haber insistido sobre ella en algún momento.
Existió en la hora precisa, la leyó el público que podía apreciarla y marcó al arte cubano
Sin embargo, esta construcción atrevida y trabajada casi desde la poesía visual, era mucho más ilegible como texto literario, para los ojos de las mayorías de aquella noche de la Plaza.
Tampoco Meditar fue entendida, seguramente, en el momento, por aquellas mentes saturadas de consignas: ¡una más! El hecho de que hayan quedado inmortalizadas en Cuba Internacional así lo demuestra.
Por fortuna la historia tiene también una lectura mediata.
Me gustan, siempre me han gustado las personas que intentan el diálogo desde posiciones de inteligencia, desde deseos de progreso
El poder y sus actos, por muy irreal que te parezca, están conformados a imagen y semejanza de nosotros como pueblo.
Y por otra parte, la ganancia de nuestras diferencias ha sido siempre para terceros, alimento de políticos de toda especie, aunque al parecer no lo notamos aún
Saludos para ti y para Rafael.

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