jueves, 6 de marzo de 2008

SENTIMIENTO VS SENTIMENTALIDAD















Hoy me aparto del tema central de este espacio para reflejar una polémica, que ha llegado bastante tardíamente a la blogósfera miamense. Se trata de una agresión tan apasionada como despistada al artista costarricense Habacuc (Guillermo Vargas) debido a una obra que realizara en la Galería Códice, de Managua, el 16 de agosto del 2007. La clave de esta pieza parece estar en la instalación de pared al fondo de la galería: un texto formado con comida para perros en que se leía lo que vemos en la foto. Y mucha gente automáticamente se convirtió en "Purina" al leer a la ligera las declaraciones del artista y saltar indignados en defensa de los derechos de los animales, firmando una petición que busca vetar su participación en la Bienal Centroamericana Honduras 2008, a la que ha sido invitado.
En fin, lo que han hecho es completar la obra de Habacuc, según lo que al parecer él había previsto, como estrategia semiótica de la misma. Muy similar a la aplicada por el escultor estadounidense Daniel Edwards con su controversial "Retrato de Fidel Castro en el lecho de muerte".

Algunos enlaces relacionados con el caso
Declaraciones aclaratorias
Comentario de Arte en Línea
Blog de Habacuc

2 comentarios:

Duchampion dijo...

Y todo lo inicio Rosa Montero con su articulito en el Pais. Impresionante como se parece la correccion politica de cierta progresia con el bien pensar de la burguesia mas rancia

El Pobre dijo...

Ramblas, todo no lo inició Rosa Montero. Sólo que ella es una figura visible del medio y El País, es El País. Es erróneo tanto como inevitable creer que nuestra (des)legitimación está a expensas de la mirada de un otro que ha dialogado nada o parcamente con un contexto como el centroamericano. Pletórico violencia, fractura social, ignorancia, desmilirtarización, etc. La debacle vino antes, desde Nicaragua y al final cre que fue en la pel de Habacuc (cosa que sé que o le molesta) donde aprendimos de nuestras propias limitaciones ante lo permisivos qu podemos ser con el sistema del arte. En un correo que envié en otras circunstacias a Rafael, hablamos largo y tendido de este proyecto. Conozco a Habacuc y respeto su trabajo, porque tiene un objetivo específico, la institución, particularmente la del arte. Dinamitarla desde adentro bajo sus propias leyes y mecanismos,ponerla nuevamente en cuestión y a la vez manteniendo la conciencia de que es un campo de investigación y de visivilización. Usarla, como te usa, pertenecerle como te pertenece.
Es curioso pero lo del perro dejó a muchos sin habla, debatiéndose entre nuestro ser moral y nuestro ser artista. Digo para los que así se consideren, en particular no me siento ninguna de las dos cosas. Quizás por eso no me provocó tal sobrecogimiento que un perro muriera 24 horas después de inaugurada la expo, también porque sé que un perro, un humano, etc podemos resistir más de 24 horas sin comer y no provocarnos la muerte. Pero si me intresa el testigo de excepción del arte: el público que sacraliza lo que ocurre dentro de las márgenes de lo institucional y no suelta al perro, porque "es arte". Pero deja de serlo en cuanto su corazón o su lagrimal dicen que debe tomar cartas en el asunto. Centroamérica dió un paso brutal entre una modernidad artística vinculada al formato de museo,la pintura, el comprador local, el curador de ingrediente sentimental, etc. a una propuesta más agresiva. Se volaron una evolución natural que no ha permitido, principalmente al sistema de enseñanza del arte, corresponder a los derroteros del mismo en la contemporaneidad. Si el sistema es tuerto, la generalidad es ciega, así que no quedó más remedio que enjuiciar a un artista por cuestiones extraartísticas, dado que en términos generales arte "es otra cosa".
Eres lo que lees (no es el nombre de la pieza) sirvió para que Habacuc situara en esta reflexión barthiana (de ese lector disímil) nuestra capacidad de lectura, interpretación y de conocimiento. Esta fue la verdadera perversión de su proyecto. Una metáfora en la cual el perro tan cerca de la comida no puede accesarla y nosotros tan cerca del concimiento y lo vemos como comida para perros.

El Destierro de Calibán, por Iván de la Nuez

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